La sociedad capitalista de Marx

Heidi Rodrich

(CLASE 11/09/03)
Teoría de la sociedad capitalista de Marx: Marx nos explica la relación entre economía y sociedad capitalista, sosteniendo que lo que caracteriza al capitalismo es la transformación incesante de las fuerzas productivas.

Para poder entender la relación entre la sociedad capitalista y la economía, siguiendo las líneas del pensamiento de Marx, debemos tomar en cuenta que toda actividad humana se realiza en el tiempo (horarios, rutina) y que en las sociedades los tiempos se superponen debido al entrelazamiento de las relaciones entre los individuos. Así, en las sociedades capitalistas, estamos hablando de individuos que son dueños de su tiempo por ser seres privados, libres y adultos. (Esto no sucede tal cual en el caso –por ejemplo- de las familias, inclusive en las familias de la misma sociedad capitalista, ya que en ellas las relaciones no se dan entre individuos privados, carentes de lazos previos, y ligados sólo por acuerdos contractuales; por el contrario, en ámbitos como la familia los individuos concretos son insustituibles). Hhablamos de individuos que son libres, autónomos entre sí, dueños de sí mismos.

Para analizar la teoría capitalista de Marx debemos tomar en cuenta dos elementos fundamentales: circulación y producción. En la sociedad capitalista cada individuo es productor; cada individuo produce un bien distinto que es necesario para las demás personas, así como también son necesarios para él los bienes que los demás producen. Se da entonces, un intercambio recíproco, que sólo es posible debido a la división del trabajo. Para satisfacer sus necesidades cada productor (trabajador) cuenta solamente con el tiempo que pone en actividad a su fuerza de trabajo. El intercambio de bienes entre los productores se dará en la medida en la cual uno entrega una cantidad de tiempo que es equivalente a la que va a recibir. De esa manera –es decir, a través del intercambio- los productos del trabajo manifiestan tener un valor.

El valor es una cualidad que muestran los bienes y servicios cuando éstos asumen la forma de mercancías: es decir, cuando sólo se pueden consumir tras un acto de compra-venta. El valor se constituye sólo cuando ellos son el resultado de relaciones privadas. Por ello el valor no está presente, por ejemplo, en las relaciones familiares, donde también unos pueden trabajar para otros (o para todos). Bajo las relaciones de trabajo privadas el trabajo es la fuente, medida y sustancia del valor. Por ello para Marx el valor no es una característica inherente a un objeto, sino que más bien es una característica social que proviene de las relaciones sociales específicas, históricamente limitadas.

En cuanto al dinero, es la forma general que adquiere el valor de las mercancías. La aparición del dinero transforma a los intercambiantes quienes pasan a ser, alternativamente, o vendedor o comprador (según sean poseedores de mercancía o de dinero) y también pueden transformarse en deudor y/o acreedor debido a la posibilidad de que las mercancías circulen ante la promesa de entregar dinero a posteriori.

A su vez el dinero se transforma en capital gracias a la aparición de la fuerza de trabajo como mercancía. El capital es un movimiento del valor a través del cual éste se auto- expande; es decir, el valor crece desde adentro, procreando valor. El capitalista busca, en todo momento, hacer que el dinero se convierta en capital. Para esto tiene que ocurrir un proceso de valorización y luego el capital tiene que regresar a la producción para que continúe siendo capital; es decir, no puede ser objeto de un consumo personal.

Para la acumulación de capital no existen límites, ya que cada vez que el capital vuelve a invertirse es como si fuera la primera vez; nada cuenta las veces anteriores que pudo haberse valorizado. Incrementar el capital no tiene limites, porque la única razón de ser de su circuito peculiar es incrementar la suma inicial de valor. Vemos, entonces, que la lógica central del capitalismo se concentra en la “producción de plusvalor al máximo nivel posible”. (Esto puede verse reflejado, durante una primera etapa histórica, en la mayor duración o en el incremento de la intensidad de la jornada de trabajo).

La producción capitalista se diferencia de la producción simple de mercancías, básicamente, en que en el mercado no sólo aparecen los productos sino también la fuerza de trabajo. Es decir, aquí los trabajadores no cuentan con los medios que necesitarían para producir; cuentan solamente con la capacidad de trabajar (fuerza de trabajo), por lo que lo único que pueden hacer es venderla a quienes tienen los medios para producir, y necesitan a su vez de esa fuerza de trabajo ajena.

La existencia de la fuerza de trabajo como mercancía (la cual hace posible la conversión del dinero en capital) hace que ésta, como cualquier otra mercancía, tenga valor de uso para el comprador y valor de cambio para el vendedor. El capitalista, quien se hace dueño de la fuerza de trabajo durante la jornada, y es dueño de los medios de producción (los medios de trabajo: herramientas, maquinaria, energía, materia prima, etc.) hará trabajar al trabajador durante una cierta jornada determinada por diferentes circunstancias. El capitalista entregará al trabajador el “equivalente a lo que él le ha entregado”. Para poder estimar cuanto es el valor diario de esa fuerza de trabajo se debe calcular una cantidad de dinero con la cual el trabajador compre diferentes bienes de manera que la fuerza de trabajo sea recuperada para poder ser utilizada al día siguiente.

El valor de la fuerza de trabajo (lo que el trabajador necesita para reponerla de una a otra jornada) no puede determinarse técnicamente, porque entran en consideración circunstancias que Marx denomina morales. Su determinación es el resultado del choque de fuerzas entre el capital y el trabajo. Así, en el capitalismo los seres humanos se presentan como dominantes (capitalistas) o dominados (proletarios) en el ámbito de la producción, aunque puedan ser iguales entre sí en algún otro ámbito.

Bajo las relaciones capitalistas los trabajadores son tratados como mercancías y lo único que les pertenece es su fuerza de trabajo. Los seres humanos son, según la visión liberal, un fin para sí mismos, pero en la relación mercantil son también un medio para otros.

(DEBATE 16/09/03)
Alcances y límites de la teoría marxista del capitalismo

La validez de los alcances de la teoría marxista del capitalismo está sujeta a los cambios que han ido configurando la realidad actual. Stuart Hall afirma que la realidad es multidimensional y por ello los cambios que se han dado a nivel político, económico, social y cultural hacen que el análisis de Marx resulte limitado e insuficiente para analizar la realidad.

Una de las principales críticas que hace Hall al Marxismo consiste en que éste, al dar una primacía total a la producción y a las relaciones de clase, no toma en cuenta otros aspectos, que serían centrales para entender la dinámica de las sociedades y la identidad de las personas. Así, sostiene que el Marxismo no puede aceptar como legítima la existencia de diferencias políticas, el movimiento ecologista, la dominación del hombre sobre la mujer, los conflictos étnicos, etc.

Tomando en cuenta que Marx realizo un análisis del capitalismo hasta donde él pudo conocerlo y que no lo estudio en algún país en particular, es importante hacer una distinción metodológica entre el funcionamiento estrictamente económico del capitalismo y los aspectos extra-económicos de la misma sociedad. Respecto a cada uno de estos aspectos caben muchas lecturas e interpretaciones posibles. Un primer alcance podríamos encontrarlo en el hecho de que Marx, tal como sostiene Rochabrum en su libro Socialidad e Individualidad nos proporciona diversos elementos para describir y analizar todas las manifestaciones de la vida social, a través de la estructuración social del tiempo.

Existen muchas interpretaciones del pensamiento de Marx. Es posible poner énfasis en el carácter abstracto de las categorías teóricas de Marx (conceptos, determinaciones), como por el contrario centrarse en las formas empíricas típicas de la época de Marx. En este último sentido se dice con frecuencia que estas formas empíricas ya no son las de antes, pero ¿reconocemos o no reconocemos que hay un contenido abstracto que va mas allá de estas formas empíricas y que pudiera ser que permanezca o pudiera ser que se vaya junto con las formas empíricas?

Se tiene, por ejemplo la idea del “obrero”, trabajador de la industria, que evoca mas o menos a un hombre tipo vestido con overall, llave inglesa en la mano, con un casco protector, cubierto de grasa, etc. Se dice, entonces, que cada vez hay menos (de esos) oberos. Asimismo se asocia la noción de trabajo con el trabajo físico, a trabajo productor del plusvalor con trabajo físico. Luego se constata que cada vez hay menos trabajadores que hagan una labor “física”, más “trabajadores del conocimiento”. Estas son formas empíricas, que van variando. Pero ¿ese trabajador del conocimiento es un asalariado o no es un asalariado?, ¿produce o no plusvalor?, ¿es dueño de su conocimiento (puede usarlo en beneficio propio) o le pertenece a la empresa que lo contrata?.

Igualmente se habla de la “desmaterialización de la producción”, por cuanto en los bienes industriales sofisticados su valor está en gran medida en el conocimiento, y no en las materias primas. Pero también podría decirse que estamos más bien ante de la miniaturizacion de la producción -no debe entenderse que se deje de producir materialmente- pero que lo importante no sería que haya menos materia, sino que el conocimiento del trabajador pasa a tener un papel diferente al que tenia anteriormente en el proceso de producción.

En la misma definición del trabajo que hace Marx nos dice que hay una actividad que opera sobre medios materiales, sobre una naturaleza pero en razón de un plan. Hay un producto final que existe primero en la cabeza del trabajador. Con la división del trabajo se da una cisura entre el plan y su ejecución: el trabajador deja de pensar, deja de diseñar el producto, y eso lo hace el ingeniero (asalariado) o el capitalista pero ya es un conocimiento que forma parte del capital, que no puede ser usado en razón de un producto personal.

Con las nuevas revoluciones tecnológicas surge la necesidad de nuevos tipos de trabajadores; con capacidad de decisión, con iniciativa. Con esto una serie de aspectos de lo que fuera una división típica entre mando y ejecución tienden a borrarse, y por ello dejamos de hablar del capital y del capitalismo (como aquella “fuerza que todo lo domina”, según la expresión de Marx), pero esto nos lleva al tema de cómo se personifican (de manera variable) las categorías. del capitalismo (las cuales podrían permanecer mucho más constantes).

¿Cómo se personifican estas categorías abstractas? Cambian las personificaciones, pero ante todo ellas no pueden dejar de personificarse. Es cierto que no hay una clase capitalista claramente definida en buena parte del siglo XX pero ¿es que ya no sigue el capital ¿Los trabajadores son ahora dueños del capital a través de las cajas de pensiones? (Drucker) pareciera que algo de esto es verdad o quizá mucho de esto es verdad, pero ¿son ellos la personificación del capital?, ¿son quienes toman las decisiones en las grandes empresas?. No hay una clase capitalista claramente identificable –quizá tampoco una clase trabajadora-, pero el capital está personificado en un conjunto de funcionarios (altos ejecutivos), aunque los trabajadores puedan aparecer como propietarios de capital. Ya Marx había concluido su argumentación estableciendo que lo central no era la “propiedad” del capital, sino aquella apropiación del mismo que se orienta hacia su valorización. Y ese mecanismo (abstracto) no se agota en la forma empírica de tales o cuales personificaciones.

El conocimiento se convierte en una palanca fundamental de la naturaleza capitalista. Para Marx esto no era ninguna novedad, mucho antes de que ello ocurriera en la magnitud en que ahora se da, cuando es un fenómeno perfectamente visible. El análisis abstracto le permitía a Marx anticipar el papel que iba a tener el conocimiento. Veamos estas líneas, escritas entre 1857 y 1858 (Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política, t. II. Siglo XXI, México.)

“…la fuerza productiva ha producida y…la base material que constituye aquella para la nueva producción…presupone, a la vez, un enorme desarrollo de scientific powers.” (p. 281)

“El desarrollo del capital fixe revela hasta qué punto el conocimiento social general se ha convertido en fuerza productiva inmediata… Hasta qué punto las fuerzas productivas sociales son producidas no sólo en la forma del conocimiento, sino como signos inmediatos de la práctica social, del proceso vital real.” (p. 230)

“En la medida…en que la gran industria se desarrolla…se vuelve menos dependiente del tiempo de trabajo empleado…que del poder de los agentes puestos en movimiento durante el tiempo de trabajo… sino que depende más bien del estado general de la ciencia y del progreso de la tecnología, o de la aplicación de esta ciencia a la producción.” (p. 227-228)

Aún así, cabe señalar que no hay en Marx huellas de una idea que ahora es fundamental, inseparable pero también distinguida (aunque en forma imprecisa) del conocimiento: la nockón de información.

En cuanto al tema de la Ecología, no ha habido un ecologismo marxista. (No está desarrollado) En los países que fueron llamados “socialistas” los daños de la producción a la ecología han sido mucho mayores que en los países capitalistas. Sin embargo uno encuentra en algunos textos de Marx una serie de referencias de cómo en el afán de conseguir una mayor productividad, el capital utiliza una serie de sustancias químicas (desarrollo de la química orgánica); p. ej. según Marx la gran crisis de la producción de papas en Irlanda se debió a que, bajo modalidades capitalistas –no por causas naturales-, el suelo se habría agotado. Hay pues una serie de puntos que podrían haber sido el germen para un planteamiento ecológico desde Marx.. No tendría nada de raro, porque la relación hombre-naturaleza ha sido el punto de partida de todo su razonamiento.

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